El hidratante
que mi piel absorbe
con un masaje
de suave tacto.
El colirio
que alivia
mis ojos,
aún cuando
se sientan cansados.
El azúcar
que aporta
miel a mis labios,
incluso estando
secos y agrietados.
La fortaleza
que se esconde
en un cuerpo
de frágil apariencia.
El sístole
y diástole,
con los que
se bombea
mi corazón
fuerte y a la vez
delicado.
El alimento
que sacia
mi hambre,
de ser querida
y querer
mientras me
quede sólo
un suspiro.
El aire
que hincha
mis pulmones,
ese mismo que
hace volar
las cometas
al viento.
La transfusión
que necesita
mi sangre
para renovarse
y circular
límpia y pura.
Temo tu ausencia,
pues con ella
perderé
mi humanidad
plena,
dejaré de ser
y existir
en inexorable condena.
Eres amor,
quién
me alivia
las penas.
Autora : Juani Falcón 27 /03 / 2011
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