viernes, 13 de noviembre de 2020

La gafe.

¡¡¡Para el Club de los Retos de Dácil!!! Un libro sobre batallas. una campana dorada, unas cabezas de ajos, una hoja seca... La gafe. La pobre Gertrud siempre andaba metida en pingües contiendas. No pasaba desapercibida, ni yendo de puntillas. Llevaba al cuello una pequeña campana dorada En las manos el olor a ajos, esa mañana había pelado una cabeza para el puchero. Del pelo le colgaba una hoja seca y para más inri, en el bolso, asomando la cubierta, lleva un libro sobre batallas. Olivia Falcón Derechos Reservados ®

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Las crónicas de Gara III

Las crónicas de Gara III. ¡Hola, miau!, a todo el mundo. Soy “La pelúa”. Aprovecho que Olivia está ocupada en la cocina. Hace unos días que no anda, más bien levita y no es porque esté en trance. Bueno, a lo mejor, un poco sí. Mi mamá humana lleva casi treinta años hablando de una amiga de la infancia. Yo pensaba que era imaginaria. Claro, normal, sólo llevo tres años y pico en casa y me he ahorrado escuchar esa cantaleta los veinte y tantos anteriores. Pero, ¡voilá!, hace unos días que recibió una llamada telefónica. La despertó a primera hora de la mañana un número rarísimo. Tuvo que ser La providencia, la causalidad, o qué sé yo; sólo soy una gata que entre sueño y sueño, el cambio de pienso y mis estiramientos, observo indolentemente el trasiego del resto. ¡Miau!. Prosigo, que se me va “el baifo”. La cuestión es que mamá descolgó el teléfono. Al otro lado de la línea la voz de una mujer hablando, perfectamente, el español con ligero “deje” extranjero. - Hola, buenos días. Es la casa de…, (da el nombre de mi tía). - Buenos días, sí. ¿De parte de quién? - Pregunto por Juana Olivia. Soy Eva. Mamá salta de la cama, como un resorte y se formó poco menos que el Diluvio Universal. Su amiga, sí, esa que yo creía imaginaria, la había localizado. Estuvieron tres horas dándole a la “sin hueso”, entre moco va y moco viene. Ella dice que es una de las sorpresas más hermosas que ha recibido. Su amiga de la niñez está viva y dentro de lo que cabe, bien. Se han puesto más o menos al día. Está tan contenta que no le importan las razones del por qué, su amiga, desapareció de repente. La vida pasa, el tiempo pasa, las personas cambian, tienen sus mochilas y cada una tiene una historia que contar. Aquél cariño que se procesan desde que ambas tenían unos siete u ocho años sigue intacto. Han quedado en seguir en contacto. Olivia Falcón Derechos Reservados®

lunes, 2 de noviembre de 2020

Para el Club de los retos de Dácil. Con las palabras: Atardecer,perejil. Lágrimas, indecisos. El atardecer siempre le trae reminiscencias de tiempos, para ella, no muy lejanos. Las lágrimas acuden, raudas, a sus ojos mientras corta un manojito de perejil para la tortilla. Espera a sus nietos para cenar. Salvo al mayor, el más indeciso de todos. No le importa, ella, le espera. Entra en la casa. Deja el perejil en la cocina y se dirige a su habitación. Coge el collar, heredado de su madre y que ha pasado de generación en generación de su familia materna. La joya no es un colgante, ni collar, al uso. Sus cuentas son las fotografías de sus antepasados. Como si llevara su árbol genealógico al cuello. Algún día, su propia foto colgará de él. Aunque en su caso lo heredará un varón. Olivia Falcón Derechos Reservados