Le encanta la fotografía. No se dedica, profesionalmente, a ella pero, no pierde ocasión de apuntarse a cualquier curso que esté a su alcance. La tarea, autoimpuesta, para hoy es revolver en las cajas que su abuela guarda en lo alto del ropero.
Ya está subida al último peldaño de la escalera; alongándose hasta pillar la que está al fondo, con tal acierto que, por poco no pierde el equilibrio y da con sus huesos en el suelo. Intentando recuperarse del susto solo se quedó con una foto en la mano. Es en blanco y negro, dónde un señor, desconocido, estaba midiendo la altura del bañador de su abuela. Salió como una bala a preguntarle qué significaba semejante disparate.
Ya está subida al último peldaño de la escalera; alongándose hasta pillar la que está al fondo, con tal acierto que, por poco no pierde el equilibrio y da con sus huesos en el suelo. Intentando recuperarse del susto solo se quedó con una foto en la mano. Es en blanco y negro, dónde un señor, desconocido, estaba midiendo la altura del bañador de su abuela. Salió como una bala a preguntarle qué significaba semejante disparate.
Olivia Falcón
Derechos Reservados®
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