Reto:
Abrió el sobre y sacó la foto. Ese es el hombre que tienes que matar.
Me
llamo Magdalena, tengo 18 años, vivo una vida acomodada y feliz en el norte de
Chicago. Mi mamá es médico y mi papá es el jefe de policía del distrito en el
que vivo. Mis días son los típicos de mi edad,- la preparación para elegir
universidad, mis amigos, las fiestas, Josh, mi novio-. Nada parecía enturbiar
mi idílica existencia hasta que apareció aquella maldita carta, en mi taquilla
del Instituto.
Mis
compañeras y yo dimos por finalizados los ensayos para el coro de voces
blancas, así que, cada una se dirigió a los vestuarios para recoger sus cosas e
irnos a casa. Abrí la taquilla, como siempre; no noté nada extraño. Al tirar de
la bufanda un sobre se cayó al suelo - no le presté atención-, simplemente lo
guardé en la carpeta y cerré. Hasta aquí todo muy bien, como les iba contando.
La
pesadilla comenzó al llegar a casa. Subí, de dos en dos, las escaleras hacía mi
habitación, tenía que cambiarme porque Josh me había enviado un wassap:
-“Dentro de media hora en la Biblioteca”-.
Entré en el cuarto tirando, de
cualquier manera, la carpeta sobre la cama, entonces sí que lo vi. Allí estaba,
abierto con algo que sobresalía de su interior. Lo cojo y termino de sacar lo
que, a simple vista, parecía una foto normal de Josh,- sonreí-. Seguí mirando,
dentro, por si me había dejado alguna nota escrita,- eso era muy típico en él.
La había, pero no con las palabras que esperaba. La nota decía: “Este es el hombre que tienes que matar”.
No acudí a la cita.
Han pasado treinta años, vivo en un apartamento rodeada de mis plantas y Houdini, el gato que aparece y desaparece como el mago. He vuelto a abrir el diario de mi juventud; Josh se ha plantado en mi puerta, pidiendo explicaciones.
Olivia Falcón
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