lunes, 27 de abril de 2020

El pulmón y su calle.



Mi calle.

Mi calle es intimista. El vecindario sigue su rutina diaria. No somos de andar en la calle o sentarnos en las puertas. Cuando nos asomamos a ellas, ventanas, balcones o, azoteas, nos saludamos. Alguna pregunta de las de siempre, - ¿cómo estás?, ¿cómo está la familia?, ¿cómo lo llevan?. Poco más que surja en el momento y cada cual a sus cosas. No salimos a las 19 :00 h, una más en La Península, a aplaudir. Mi calle no es de jolgorios vecinales. Íntimos, sí.
En mi calle escucho el cantar de los pájaros, el run run al abanicarse las hojas, del pulmón, cuando hay un poco de brisa.
Los paseos y maullidos del vecino, al tenderse al sol sobre el  techo de un coche.
También escucho como sigue la vida por dentro.
Un papá que juega, de forma entusiasta, con su hijo. Una pareja joven que, de vez en cuando, me deleita con sus preciosas voces. Dos hermanos que ensayan con sus instrumentos.
El arte y belleza de la vida que respiro al alongarme al balcón,
añadidos a leer, escribir, ver películas, o series, las ocurrencias de Gara, conversar con mamá.
Mi calle es intimista, sí. Es hermosa, está viva. Mi gente y yo también. 


Olivia Falcón
Derechos Reservados®

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