Isla, así se llama por imperativo maternal, nació en
el año 1.936 en la isla de San Borondón. Eso le contaba su madre desde muy
pequeña para alejarla del hambre y los horrores de la guerra, y que tuvieron que
abandonarla, precipitadamente, porque era el ciclo en que le tocaba
desaparecer. Siempre ha estado fascinada por la historia, para muchos leyenda
de la tierra en la que, por primera vez, vertió una lágrima; buscaba
periódicos, revistas especializadas, artículos en los que se hablara de sus
orígenes.
Después de 83 años había visto una noticia donde se
comentaba un nuevo avistamiento. Dejó todos sus asuntos resueltos, el papeleo
en orden, le dio las llaves de su casa en Rusia a Katrina, la vecina, pues
ésta había perdido la suya,- total ella
no tenía descendencia y no pensaba volver-.
La vecina, para ella una hermana, cumplió su deseo
de ser enterrada con la única foto que conservaba de los restos del que fuera
su domicilio familiar. Y allí estaba, como una Escarlata O´hara, delante de los
escalones que daban acceso a su hogar. De bienvenida dos rosas marchitas y una
pared en la que colgaba un cuadro en miniatura representando a dos canarios.
Olivia Falcón
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